Actas de nacimiento: Familia, historia, identidad

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sábado, 19 de marzo, 2016

El año pasado, el equipo de béisbol de las Ligas Pequeñas de mi hijo menor nos pidió su acta de nacimiento.  Se la había mostrado la primera vez que lo registró en la liga de nuestro vecindario, pero se la necesitó otra vez para verificar la elegibilidad de los jugadores para los partidos de la postemporada.  Me dio vergüenza admitir que no la podía encontrar en mis archivos (los cuales son bastante desorganizados), pero no era un problema grave.  Como mi hijo nació en la ciudad en la que vivimos, solo tuve que ir a la oficina del condado y pagar la tasa, y unos momentos después la recibí.

Pienso en esta experiencia cuando clientes de nuestra agencia benéfica nos piden ayuda a obtener sus actas de nacimiento, lo cual es bastante común.  Sin ellas, no pueden hacer cosas mucho más básicas e importantes que jugar al béisbol; no pueden conseguir tarjetas estatales de identificación, ni trabajo, ni seguro de salud, ni pasaportes.  Aunque los distritos escolares no pueden requerir que se las muestre para matriculación, es la manera más común de comprobar la edad de un niño.  Las necesitan para pedir asistencia de vivienda Sección 8 (que ayuda a personas con bajos ingresos a pagar el alquiler).  Tal vez sea tentador juzgar a una mamá que ha perdido las actas de nacimiento de sus hijos o a una persona que perdió su propia acta—¿qué no le importan esos documentos tan importantes?—pero dado mi lección de humildad, tengo paciencia en estos casos.

Al ayudar a la gente a conseguir sus actas de nacimiento, he aprendido mucho no sólo de cómo es vivir sin este documento sino también de sus significados en muchos niveles.  Si una persona sabe donde nació, se esperaría que fuera fácil conseguir su acta de nacimiento, pero no lo es.  Primero, hay el asunto de la tasa de conseguirla, que varía dependiendo del estado.  Pagamos este costo en algunos casos, pero hay otros en que no podemos dar ayuda financiera.  Pero incluso si el costo no es un impedimento, es muy probable que haya otro obstáculo.  Para obtener un acta de nacimiento de muchos estados, una persona debe tener una forma de identificación con su foto, firma, y características físicas (a menos que viva en el lugar en donde nació y pueda pedir su acta en persona).  ¿Y cómo obtener este tipo de identificación, si es que no lo tiene?  Con el acta de nacimiento—una dilema sin salida que deja a muchos sin identificación oficial.

Si no es posible solicitar el acta del estado, intentamos considerar la situación creativamente.  ¿Puede llamar a sus padres para que se la mande?  ¿Todavía viven sus padres cerca del lugar en donde nació para presentarse en una oficina del condado?  Con frecuencia, no son opciones viables.  Tal vez sus padres hayan fallecido.  Más a menudo, han perdido contacto con sus familias por razones dolorosas.  Algunos eran víctimas del abuso en el hogar; otros han sido rechazados por sus padres, lo cual es lamentablemente común para las personas LBGTQ sin hogar.  No tener su acta de nacimiento en estos casos significa más de haber perdido un documento; representa su alienación de un sistema de apoyo familiar y su aislamiento de los que deberían darle amor incondicional.

Tenemos otros clientes que no saben detalles fundamentales de su nacimiento.  En algunos casos, se confunden con detalles importantes por sus enfermedades mentales, y no podemos averiguar la información necesaria para ayudarlos.  Otros fueron adoptados, o crecieron en hogares de acogida, y no saben donde nacieron.  Pedir ayuda de sus familias con frecuencia presenta los mismos problemas que los que surgen en los casos de hijos biológicos: alienación, rechazo, la muerte de los padres.  Podrían pedir ayuda a la agencia de adopción, pero ¿qué pasa si no tienen su nombre ni su ubicación?  Estas dificultades obviamente señalan problemas fundamentales con sus conexiones familiares, y los ponen en situaciones en las que no pueden conseguir sus actas de nacimiento.  Pero igual de problemático, si no más, es que carecen de respuestas a preguntas cruciales sobre su infancia, juventud, e identidad.

Hasta hemos tenido clientes que han descubierto, por medio de intentar el proceso de conseguir sus actas de nacimiento, que lo que creían de su identidad era falso.  Un cliente se entera de que el hombre que pensaba que era su padre no lo era, o que los detalles de su adopción eran más complicados que lo que le han contado.  Se sienten confundidos, traicionados, devastados.  Y en estos casos, nuestro trabajo va más allá de intentar resolver un problema de documentos.  Tenemos que asegurarles que aunque se sientan solos, no lo están, y de hecho, nunca lo han estado.  Que un acta de nacimiento, y los detalles en ella, por importante que sean, no representan su identidad verdadera.  Que como hijos de Dios tienen un valor y una identidad que nunca se podría expresar en un papel.

Foto: Por SSgt Mike Meares [dominio público], vía Wikimedia Commons