viernes, 25 de marzo, 2016
Lo escuchamos con frecuencia: «Los seguidores de Trump están enojados. Sienten que a su gobierno no le importa la situación de la gente de la clase media. Quieren un cambio radical.» Es obvio que no es lógico que hayan canalizado su ira en seguir a Trump—un hombre increíblemente rico que muestra su desprecio para todos los que consideran «perdedores», que se ha beneficiado del sistema que critica, y que insulta a sus propios seguidores al manipularlos. Pero la rabia no se trata de la lógica. Y Trump está dispuesto, como muchos políticos a través de la historia, de aprovecharse de ella.
Durante la Semana Santa, recordamos otro tiempo en el que la gente estaba enojada y se sentía ignorada por su gobierno. El pueblo judío vivía en un territorio ocupado por los romanos que lo oprimían, y con frecuencia los líderes judíos eran cómplices en los abusos. Jesús defendía a su pueblo y a los pobres y oprimidos en general, pero el suyo era un mensaje de la paz y del amor en vez de violencia y poder en este mundo. Los líderes romanos y judíos sabían que sus enseñanzas desafiaban su poder y querían deshacerse de él.
La multitud del Viernes Santo estaba enojada, como las multitudes en los eventos de Trump. Y se les ofreció una elección muy importante. Durante la Pascua Judía, los romanos tradicionalmente liberaban a un prisionero judío como un gesto de buena voluntad. Pilato, el representante de la autoridad romana en Judea, les dio a los judíos la oportunidad de escoger entre dos prisioneros condenados a la muerte: Jesucristo y Barrabás. Barrabás era un líder de la resistencia que había cometido homicidio en un motín en contra de los romanos, mientras Jesucristo quería salvar a su pueblo y a toda la humanidad por medio de la justicia y la paz. Pero la multitud rabiosa escogió a Barrabás.
En su libro ¿Cuál Jesus? Escogiendo entre el amor y el poder (Which Jesus?: Choosing Between Love and Power), el teólogo progresista Tony Campolo revela algo de lo que normalmente no se habla: algunos eruditos creen Barrabás también se llamaba Jesús, en su caso Jesús Barrabás, en contraste con Jesús Barjoseph, nuestro Salvador Jesucristo. Campolo usa esta similitud para explorar los mensajes de los dos hombres, en particular sus caminos hacia revolución. Los dos querían cambio; los dos luchaban en contra de sus opresores. Pero Jesús Barrabás ofrecía a los judíos la ideología del poder y de la violencia: la fuerza violenta en contra de la opresión y el poder en este mundo. El mensaje de Jesucristo, en contraste, dependía de la paz y del amor—el amor de sacrificio que rechazaba la violencia. La multitud eligió a Barrabás, la violencia y el poder.
Campolo nota que la elección entre Jesús Barrabás y Jesús Barjoseph el Cristo es, en efecto, algo que necesitamos enfrentar continuamente como el pueblo de Dios en el mundo. ¿Cuál Jesús? ¿El amor o el poder? Campolo nos recuerda que aunque la historia nos demuestra que el camino del amor y de la paz es el que cambia el mundo para bien, como en los casos de Gandhi y el reverendo doctor Martin Luther King, Jr., es muy tentador escoger el camino del poder. Es un camino equivocado, pero nos atrae la idea de ganar, regir, dominar. Hay líderes como Pilato en nuestra época, también, que saben que la violencia y la injusticia no llevan a nada bueno pero que dicen, «Es lo que quiere la gente.» Se lavan las manos de las responsabilidad, pero son cómplices. Hay líderes políticos que deben saber que Trump está fomentando inquietud, y líderes religiosos que deben entender que su mensaje va en contra de todo los que representaba Jesucristo. Pero transan con el poder.
¿Cuál Jesús? ¿El camino del amor o del poder? ¿Seguir a la multitud enojada o confiar en nuestro Salvador? En este viernes Santo, como en el primero, nos toca decidir.
Imagen: Teófanes el cretense [Dominio Público], vía Wikimedia Commons (Jesús ante Poncio Pilato, Monasterio de Stavronikita, Monte Athos, 1546)
Which Jesus?: Choosing Between Love and Power http://tonycampolo.org/store/all-books/which-jesus/
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